Guerra y narratividad: la idea de Europa

El artículo «Guerra y narratividad: la idea de Europa» del autor Miguel Ángel Fornerín analiza cómo la guerra desencadena una serie de operaciones en las que el poder (o mejor dicho con Roland Barthes, los poderes), se articulan en distintos frentes, desde la lucha entre la infantería y la artillería, en la retaguardia de los ejércitos y también en el espacio del espectador inmediato, a través de una suerte de quinta columna. A su vez, el autor se centra en cómo el lenguaje se convierte en un elemento narrativo importante en esta operatividad, ya que los sujetos articulan el sistema de la lengua y crean discursos o se apropian de relatos que se dan en distintas disciplinas, como la historia, la geografía, la economía, la sociología, la política y hasta en la cultura espiritual, como las religiones. En este contexto, el autor destaca el discurso del occidentalismo, que cruza toda la construcción cultural europea y ha estado entrelazado con la filosofía, la psicología y las teorías coloniales, y cómo este elemento narrativo es usado por el presidente Vladimir Putin como elemento propagandístico para dividir y apelar a un nuevo bloque de países y así conformar un nuevo orden mundial no unipolar.

¿Un mundo en peligro? El difícil camino hacia la paz

El artículo se refiere a la idea de que el mundo actual se encuentra en peligro debido a la globalización y las tensiones políticas y militares que se han desatado en los últimos años. El autor hace una revisión de la historia desde la Segunda Guerra Mundial y cómo la noción de un mundo en peligro ha estado presente en la narrativa cinematográfica y literaria desde entonces. El autor menciona también cómo las instituciones internacionales y los derechos humanos han surgido para administrar el peligro y buscar un equilibrio en el mundo. Sin embargo, el artículo menciona cómo la narrativa de la guerra ha vuelto a resurgir en los últimos años y cómo la pandemia ha evidenciado problemas de seguridad global.

La configuración del género y la melodía de Con el Caribe al fondo

Con el Caribe al fondo

La novela «Con el Caribe al fondo» de Guillermo Piña-Contreras es considerada una de las mejores novelas policiales publicadas en República Dominicana. La configuración del género en esta obra es muy propia de la modernidad y presenta elementos como la prensa, la crónica del crimen, la investigación policial y la centralización en el discurso de la ciudad como espacio-tiempo. El autor tiene una escritura clara y melodiosa, que recorre todo el texto con una melodía Caribe, y el mar es un elemento poético que se va llevando por toda la historia. Además, la novela tiene una intertextualidad con obras anteriores que hablan de la ciudad de Santo Domingo, en este caso se enfoca en la construcción arquitectónica de la ciudad moderna y en la sociedad en transformación.

Afluentes de la literatura dominicana en la literatura hispanoamericana

Al llegar aquí creo que no podemos dejar de prestar atención a la afirmación del doctor Pedro Vergés cuando afirmó que la literatura dominicana no existe. Octavio Paz en una conferencia dictada en la Universidad de Yale (Meditaciones, 1979) decía que las literatura nacionales sólo tienen existencia a través de algunos nombres que cruzan los límites nacionales para conformar la Literatura Hispanoamericana. Teniendo como certera esta afirmación debemos preguntarnos de qué forma la creación verbal en la República Dominicana ha contribuido en la formación de la literatura del continente.

¿Existe literatura dominicana? El corpus del siglo XX

En la constitución de la noción de literatura nacional, los trabajos de Joaquín Balaguer (Historia de la literatura dominicana, 1954), y Max Henríquez Ureña (Panorama histórico de la literatura dominicana, 1945), vienen a seguir la obra de Abigaíl Mejía. Un relato histórico literario que muestra el movimiento de los impresos en nuestra cultura. Desde un positivismo literario se constituye un corpus de la literatura nacional, en él entra muy poco el análisis textual, más bien el comentario de las obras en el tiempo. Se pone en el centro el libro como objeto, como producción editorial y se maximiza la figura del autor, de tal suerte que pertenecer a la literatura nacional es parte de un procerato secular en el que participan los autores dominicanos que han hecho de la escritura una estrategia de inscripción social y política. Literatura que no siempre ha sido un medio de simbolización de los problemas nacionales.

¿Existe literatura dominicana?

Digamos, tomando en cuenta las ideas de Octavio Paz para la formulación de la noción de Literatura Hispanoamericana, que “Enriquillo» es nuestro primer aporte a la literatura de todo el continente. De ahí que se estudie al lado de Tabaré (1888) de Zorrilla de San Martín y que Doris Sommer lo haya estudiado dentro de las ficciones fundacionales de América. Antes, es bueno recordarlo, lo estudió la gran latinoamericanista doctora Concha Meléndez, una de las primeras mujeres dedicadas a la crítica literaria de nuestro continente, por demás, discípula de Pedro Henríquez Ureña, como ella misma se declaró.

ALEXIS GÓMEZ ROSA,  EN LAS CIUDADES EN TRÁNSITO QUEBRADO

Alexis Gómez Rosa es un poeta singular en nuestra literatura. Su
desaparición vital podría hacer olvidar una de las obras mejor
cultivadas de las últimas décadas. Lamentablemente en el país, la
literatura está hecha de presencias y olvidos. Y los olvidos son más
largos. Los autores se aferran a su obra como un trabajo solitario,
muchas veces personal, narcisista, o de escalera social, que pocas
veces trasciende. Invito a leer a Alexis Gómez Rosa y aquilatar la
importancia de su poética, una que dialoga con las tradiciones
nuestras y de la literatura universal.

Cristóbal Colón y el mundo real-maravilloso en El arpa y la sombra

Colón sacó maravilla de los libros leídos, como si América y el destino propio estuvieran ya escritos. El Almirante formuló su ruta y, equivocado como estaba, realizó la empresa más grande para un reino cristiano. Su figura se agigantó, a pesar de todos los inconvenientes que tuvo que afrontar. Aún después de muerto, cuando su hijo tuvo que ir a los fueros de la Justicia a pedir que cumplieran Las capitulaciones de Santa fe. No hizo milagros, pero frente a Jamaica, engañó a unos indios pronosticando un eclipse de Sol.

El arpa y la sombra: Colón y los males del siglo presente

Quien revise los discursos producidos en las celebraciones del cuarto centenario del descubrimiento de América, entenderá al comparar la estimación que tuvo Colón en el siglo XIX con lo que ocurre en el siglo presente. Para la intelectualidad decimonónica Cristóbal Colón era un civilizador. Había traído a América la civilización europea y también había iniciado el cristianismo en estas tierras.  Por lo que el fin de siglo (1892) fue la oportunidad para reconocer a esa figura egregia de nuestra latinidad. Con cuyo término se separaba de España, afectada como estaba por la leyenda negra.

Domingo García, artista de Puerto Rico y el Caribe

Adreana, 1964

La obra de Domingo García conforma, en fin, una poética de la pintura que se afianza en uno de los momentos más sobresalientes del arte puertorriqueño en que se busca la universalidad mientras se mantiene la puesta en escena de los símbolos, íconos y representaciones que remiten a una condición humana que intenta salir del estado colonial. En sus cuadros, lo sublime se presenta a través de la línea y del color. No deja de poner en sus obras lo tenebroso y grotesco. Sus autorretratos representan su búsqueda de la identidad personal y colectiva. Sus bodegones y sus paisajes prefiguran un hacer donde el dominio de la técnica y la presentación de la realidad resaltan el interés en la experimentación, en una novedad que no se aleja del intento de superarse a sí mismo.