La guerra y la narratividad, el fantasma del pasado

Imagen de guerra

En el artículo «La guerra y la narratividad, el fantasma del pasado», Miguel Ángel Fornerín explora cómo la narratividad se ha convertido en un método predominante para justificar las acciones humanas en el contexto de la guerra. Desde la antigüedad, la retórica se ha utilizado para persuadir a otros, pero en el siglo XXI, la narratividad es la técnica preferida. La historia se presenta como un relato precedente que tiene un consecuente, y este antecedente actúa como una verdad incuestionable. Los relatos históricos se conectan con el presente y justifican las acciones humanas actuales. El autor discute cómo la filosofía de la historia se relaciona con los estudios literarios y cómo la narratividad y la retórica son fundamentales para comprender los orígenes y las estrategias de los actores en el escenario bélico.

Guerra y narratividad: la idea de Europa

El artículo «Guerra y narratividad: la idea de Europa» del autor Miguel Ángel Fornerín analiza cómo la guerra desencadena una serie de operaciones en las que el poder (o mejor dicho con Roland Barthes, los poderes), se articulan en distintos frentes, desde la lucha entre la infantería y la artillería, en la retaguardia de los ejércitos y también en el espacio del espectador inmediato, a través de una suerte de quinta columna. A su vez, el autor se centra en cómo el lenguaje se convierte en un elemento narrativo importante en esta operatividad, ya que los sujetos articulan el sistema de la lengua y crean discursos o se apropian de relatos que se dan en distintas disciplinas, como la historia, la geografía, la economía, la sociología, la política y hasta en la cultura espiritual, como las religiones. En este contexto, el autor destaca el discurso del occidentalismo, que cruza toda la construcción cultural europea y ha estado entrelazado con la filosofía, la psicología y las teorías coloniales, y cómo este elemento narrativo es usado por el presidente Vladimir Putin como elemento propagandístico para dividir y apelar a un nuevo bloque de países y así conformar un nuevo orden mundial no unipolar.